lunes, 26 de enero de 2009

Evolucionismo: ¿Dogma científico o tesis teosófica? (5)



Orlando Fedeli
Fábio Vanini, biólogo
Marina Marques Vanini, doctoranda en Biología
Marcelo Murai, Maestro en Biología
Luciana Kauer Murai, graduada en Biología
Dr. Daniel Almeida de Oliveira, Médico





IV - ¿EL EVOLUCIONISMO ES CIENTÍFICO?

1 - FRAUDES, CONTRADICCIONES, AFIRMACIONES GRATUITAS DE LOS EVOLUCIONISTAS

Cuando alguien intenta probar algo por medios fraudulentos, esto se constituye en una confesión de que se reconoce que no se tienen pruebas reales de aquello que se quiere probar.
Ahora, en el decorrer de su historia, el evolucionismo recurrió muchas veces a falsificaciones fraudulentas, para convencer a la comunidad científica y al público que el hombre provino de un animal inferior y que, por tanto, no habría sido creado por Dios.
Nunca hubo, en la Historia de la Ciencia, una teoría que quedó viciada, en su historia, de tantos fraudes cuanto el Evolucionismo.
A pesar de esto, continúa siendo presentado como verdadero.
Trataremos de los fraudes más famosos practicados por científicos famosos, cuando analizamos los fósiles humanos. Las contradicciones también son muy comunes. Actualmente, por ejemplo, los paleontólogos y los biólogos evolucionistas no están de acuerdo con respecto de la edad del Hombre.
Los paleontólogos atribuyen a los fósiles hominídeos o humanos edades fabulosas que llegan a 3 millones de años.
Los biólogos son mucho más modestos en sus cifras.
En 1987, biólogos moleculares americanos, comparando el material genético del lado materno de poblaciones de varios continentes, llegaron a la conclusión de que todos los hombres descienden de una única madre. Entonces habría existido realmente una “madre de todos los vivientes” humanos, expresión que es designada en la Escritura con el nombre de Eva.
Más importante es la edad que esos biólogos calcularon para la aparición de esa madre única: aproximadamente 200.000 años.
Ese número provocó enormes protestas de los paleontólogos, pues que afirmaba implícitamente que todos los fósiles antiquísimos que han sido presentados como antepasados del Hombre, o inclusive como hombres primitivos, quedaban descalificados. ¿En qué Ciencia creer? ¿En la Paleontología o en la biología?
Dilema angustiante para los que creen ciegamente en las pruebas de la Ciencia. Teniendo en cuenta tantas variaciones, fraudes, contradicciones y absurdos anti-científicos de la Historia de la teoría evolucionista, no es de espantar que Marcel de Corte haya dicho de ella: “El evolucionismo toca las campanas para el funeral de la inteligencia. La inteligencia está en peligro de muerte”

2 - OPINIONES DE CIENTÍFICOS CONTRA LA TEORÍA EVOLUCIONISTA

Desde la aparición de la teoría darwinista, suscitó objeciones que la ciencia ha confirmado.
En 1871, St George Mivart levantó argumentos que continúan en pié contra el evolucionismo darwinista: “Lo que cabría alegar (contra el darwinismo), podría ser resumido de la forma siguiente: que la “selección natural” es incapaz de explicar las etapas incipientes de las estructuras útiles. Que no se armoniza con la coexistencia de estructuras muy semejantes, de origen diferente. Que hay fundamentos para pensar que diferencias específicas pueden ser desarrolladas súbita, y no gradualmente. Que aún es sustentable la opinión de que las especies tienen límites definidos, aunque muy diferentes, para su variabilidad. Que ciertas formas transicionales fósiles están ausentes, cuando se podría esperar que estuviesen presentes... Que hay numerosos fenómenos notables en formas orgánicas sobre los cuales la “selección natural“ poco tiene que decir” (Apud M. Behe, op. cit. p. 39).
Y varios de estos argumentos aún no fueron respondidos, y, después de un siglo de investigaciones y de propaganda masiva continúan en pié. En los últimos tiempos, muchos científicos se han pronunciado contra la teoría evolucionista, y especialmente contra el darwinismo.
Michael Behe da muchas citas de científicos famosos que se mostraron desilusionados con el darwinismo. Estas son algunas de esas citas: Richard Goldschimidt, famosos genetista, ya en la década de 1940 -- por tanto bien antes del descubrimiento del DNA y del desarrollo de la Bioquímica -- se mostraba desencantado con la teoría evolucionista darwiniana, llegando entonces a proponer la teoría del llamado “monstruo esperanzado”: un reptil, por ejemplo, podría tener un huevo del cual habría nacido un ave. (Cfr, M. Behe, op. cit. p. 35). El famoso paleontólogo Nils Elredge - fundador con Jay Gould de la teoría evolucionista del “equilibrio puntuado” -- declaró: “No es de espantar, que los paleontólogos hayan ignorado la evolución por tanto tiempo. Aparentemente, ella jamás ocurre. La colecta cuidadosa de material en la superficie de peñascos muestra oscilaciones en zig-zag, pequeñas, y una acumulación muy rara de leves cambios – en el decorrer de millones de años, a una tasa demasiado lenta para explicar todo el cambio prodigioso que ocurrió en la historia evolutiva. Cuando vemos la aparición de novedades evolutivas, eso ocurre en general con un estruendo y, no raro, sin ninguna prueba sólida de que los fósiles no evolucionaron tampoco en otros lugares!
La evolución no puede estar ocurriendo siempre en otros lugares. Aún así, fue de esa manera que el registro fósil pareció a mitos desesperados paleontólogos que querían aprender alguna cosa sobre la evolución “. (M. Behe, op. cit., p. 36).
Dos biólogos ingleses Mae-Wan Ho y Peter Saunders afirman: “Pasó aproximadamente medio siglo desde la formulación de la síntesis neo darwiniana. Gran volumen de investigación fue realizado dentro del paradigma que define. Aún así, los sucesos de la teoría se limitan a las minucias de la evolución, tal como el cambio adaptativo de la coloración de mariposas, al mismo tiempo que poquísimo tiene que decir sobre las cuestiones que más nos interesan, como, para comenzar, de qué manera surgieron las mariposas” (Apud M. Behe, op. cit. p. 37).
El genetista John McDonald muestra un enigma inexplicable para el darwinismo: “Los resultados de los últimos veinte años de investigación sobre la base genética de la adaptación nos llevaron a una gran paradoja darwiniana. Aquellos [genes] que son obviamente variables en poblaciones naturales no parecen constituir la base de muchos de los grandes cambios de adaptación, en cuanto que aquellos [genes] que parecen constituir, de hecho, el fundamento de muchas, si no de la mayoría, de los grandes cambios de adaptación, aparentemente no son variables en poblaciones naturales “. En otras palabras, los genes que varían, no causan cambios; los genes que no varían, causarían adaptaciones. ¡Exactamente lo opuesto a lo que exige el darwinismo!
Jerry Coyne, del Departamento de Ecología y Evolución de la Universidad de Chicago sentencia: “Concluimos -- inesperadamente -- que hay pocas pruebas que sustenten la teoría neo darwiniana: sus aliceres son débiles, así como las evidencias experimentales que la apoyan” (Apud M. Behe, op. cit. p. 37).
Otro genetista, John Endler, de la Universidad de California, afirmó: “Aun que se sepa mucha cosa sobre mutación, aún es, en la mayor parte, una "caja negra” en lo que dice respecto a la evolución. Funciones bioquímicas nuevas parecen ser raras en la evolución, y la base de su origen es virtualmente desconocida” (apud M. Behe, op. cit. p. 38).
También los más recientes estudios matemáticos se han mostrado contrarios a la teoría evolucionista. Hubert Yockey, teórico de la información, dice que la “información necesaria para iniciar la vida no podría haber surgido por acaso, y sugiere que la vida sea considerada un dato, como la materia y la energía” (M. Behe, op. cit. p. 38).
En un simposio de matemáticos y biólogos realizado en 1966 en el Wistar Institute de Filadélfia, los matemáticos mostraron que el tiempo para que hubiese las mutaciones necesarias para la formación de un ojo era absolutamente insuficiente para que esto se hubiese dado, y concluyeron: “Hay una gran laguna en la teoría neo darwiniana de la evolución, y creemos que ella es de tal naturaleza que no pueda ser conciliada con la concepción corriente de la biología” (Apud M. Behe, op cit. p. 38).
Inclusive quien no niega frontalmente el darwinismo, lo pone en duda. Martin Kauffman, del Santa Fe Institute, escribió: “Darwin y la evolución nos dominan, cualesquiera que sean las quejas de los científicos creacionistas. ¿Pero será correcta esa tesis? Mejor aún, ¿será adecuada? Creo que no. No es que Darwin haya errado, sino, comprendido apenas parte de la verdad”. (Apud M. Behe, op. cit. p. 38).
Es bien difícil entender como Darwin elaboró una teoría no “correcta”, ni “adecuada”, y, al mismo tiempo, que no fuese “errada”. Véase en esa declaración el temor de contrariar el evolucionismo, ese ídolo del mundo moderno. Klaus Dose, ilustre científico especializado en el problema del origen de la vida, concluyó: “Más de treinta años de experimentación sobre el origen de la vida en los campos de la evolución química y molecular llevaron a una percepción más clara de la enormidad del problema de su aparición en la tierra, en vez de a su solución. Actualmente, todas las discusiones sobre los principales experimentos y teorías en ese campo terminan en un impase o en una confesión de ignorancia" (Apud M. Behe, op. cit. p. 172).
Michael Behe: “La afirmación de la existencia de la evolución molecular darwiniana es simplemente bazofia” De ahí, el propio Michael Behe, al final de su libro, concluye que: “La evolución molecular no se basa en autoridad científica. No hay publicación en la literatura científica -- revistas de prestigio, revistas especializadas o libros -- que describa cómo la evolución molecular de cualquier sistema bioquímico real, complejo, ocurrió o podría haber ocurrido. Hay afirmaciones de que tal evolución ocurrió, pero ninguna de ellas con base en experimentos o cálculos pertinentes. Una vez que nadie conoce la evolución molecular por experiencia directa, y también por no haber autoridad sobre la cual fundamentar argumentos de conocimiento, podemos decir con convicción que -- tal como a argumentación de que nuestro equipo vencerá el campeonato este año -- la afirmación de la existencia de la evolución molecular darwiniana es simplemente bazofia.” (M. Behe, op. cit. P. 189).
Fue exactamente después de que tantos científicos de renombre se declararon escépticos o contrarios a la teoría darwinista que Juan Pablo II afirmó que la evolución dejó de ser una hipótesis para ser una teoría científicamente comprobada. “Hoy, casi medio siglo después de la Encíclica [Humani Generis, de Pío XII] nuevo conocimiento llevó al reconocimiento en la teoría de la evolución de que ella es más que una hipótesis. Es, en la verdad, notable que esta teoría ha sido progresivamente aceptada por los investigadores, siguiendo una serie de descubrimientos en varios campos del conocimiento. La convergencia, ni pensada, ni fabricada, de esos resultados de trabajo conducidos independientemente, es, en si misma, un argumento significativo en favor de esa teoría”. (Juan Pablo II, Mensaje a la Pontificia Academia de Ciencias, 22 / X / 1996).
Curiosamente, el mismo año en que Michael Behe publicó su libro mostrando que genetistas, bioquímicos, matemáticos, paleontólogos, biólogos, dudan o niegan el evolucionismo darwinista en nombre de la Ciencia, concluyendo que “la evolución molecular darwiniana es una bazofia”, el Papa Juan Pablo II declara que las investigaciones científicas más recientes permiten afirmar que el evolucionismo dejó de ser hipótesis para ser teoría científicamente comprobada...

3 - EL ORIGEN DE LA VIDA - TENTATIVAS MAQUINISTAS PARA PRODUCIR VIDA

Como vimos, no es posible discutir la doctrina evolucionista sin focalizar el problema del origen de la vida. Para los evolucionistas, la vida no es un hecho que transcienda el puro reino mineral. Defendiendo el más radical igualitarismo metafísico y el "maquinismo", los evolucionistas tienen que buscar el surgimiento de la vida en meras combinaciones químicas. Desde los años 50, la Bioquímica hizo enormes progresos. El microscópico electrónico permitió grandes avances en el conocimiento del funcionamiento y de la estructura celular. Darwin desconocía completamente el por qué si daban modificaciones en una especie, y a pesar de ese desconocimiento lanzó la hipótesis del cambio de especie para otra especie. Fue sólo con las sofisticadas técnicas descubiertas en este siglo que se hizo posible examinar el nivel básico de la vida, y, ese examen descalificó las pretendidas explicaciones darwinianas. "Aunque la ciencia haya hecho enormes progresos en la comprensión de cómo funciona la química de la vida, la sofisticación y la complejidad de los sistemas biológicos a nivel molecular paralizaron sus tentativas de explicar las orígenes de los mismos. No hubo virtualmente tentativa alguna de la ciencia de explicar el origen de sistemas biomoleculares específicos, complejos, y muy menos cualquier progreso en ese sentido muchos científicos afirmaron valerosamente que ya tiene explicaciones, o que las tendrán más temprano o más tarde, pero ningún apoyo para esas argumentaciones se puede encontrar en la literatura científica. Más importante aún, hay razones irresistibles -- basadas en la propia estructura de los sistemas -- para pensarse que una explicación darwiniana de los mecanismos de la vida será siempre engañosa" (Michael Behe, op. cit. p. 8).
En la década del 50, en la Universidad de Chicago, Stanley L. Miller, joven de 23 años, habría conseguido reproducir en laboratorio, las condiciones existentes en la tierra, en la época en que habría surgido la vida. El colocó en un aparejo metano, amonio, hidrógeno y agua. A continuación, produjo una descarga eléctrica y calor. Después de algunos días, Miller encontró, en su aparejo, una sustancia rojiza. Sometiéndola a análisis, constató que eran amino-ácidos, esto es, el compuesto orgánico necesario para formar proteínas, el elemento básico para la vida. Stanley L. Miller publicó, entonces, un pequeño artículo de dos páginas, en la revista Science, narrando su experiencia. La repercusión del artículo fue enorme. Se decía que quedaba comprobado que la vida provenía de puras reacciones químicas. Miller habría hallado la "receta" del origen de la vida y de su "sopa primordial". Hasta hoy, en los arrabales suburbanos de la ciencia y de la cultura, continúa a ser citada la famosa "sopa primordial" de Stanley Miller, aunque ya hace tiempos, haya sido retirada del cardápio científico evolucionista más desarrollado. El propio Stanley Miller -- que se hiciera profesor de Química, en la Universidad de California, en San Diego, declaró: "El problema del origen de la vida se reveló mucho más difícil de lo que yo, y muchas otras personas, juzgábamos" (John Horgan, artículo In the begining..., revista Scientific American, febrero de 1991, p. 101).
En 1953, James D. Watson y Francis H. C. Crick descifraron la estructura del ácido deoxiribonucléico (DNA) que proporciona las informaciones para las células "construir" y organizar las proteínas El descubrimiento de Watson y Crick trajo problemas para la "sopa primordial" de la vida como fuera sugerida por Stanley Miller. Crick y Watson mostraron que las proteínas son formadas de acuerdo con las instrucciones codificadas en el DNA. Acontece sin embargo que el DNA es incapaz de hacer esto -- inclusive de hacer más DNA -- sin la ayuda de proteínas catalíticas, o enzimas. En suma, proteínas no pueden formar proteínas sin DNA, pero ni el DNA se forma sin proteínas. Se cae entonces en el problema de la gallina y del huevo. Sin huevo, no nacen gallinas, pero sin gallina no se tienen huevos. Sin proteína, no hay DNA, pero sin DNA, no se forman proteínas. Impase.
En los años 80, Thomas R. Cech de la Universidad del Colorado, y Sidney Altman de la Yale University, intentaron solucionar el problema sugiriendo que el RNA habría sido la primera molécula auto-reproductora. Sólo no se había aún mostrado cómo ella podría hacer eso sin la ayuda de enzimas. Cech y Altman descubrieron entonces que ciertos tipos de RNA podían actuar como sus auto-enzimas esto les valió el premio Nobel de 1989. El RNA servía de generador y catalizador, al mismo tiempo. Nuevas experiencias parecerán comprobar que el RNA estaba en el origen y en la explicación de la vida. Entretanto el entusiasmo evolucionista y ateo tuvo poca duración. Otros problemas surgieron. ¿Cómo se formó el primer RNA? Si es una sustancia difícilmente producida en laboratorio, con condiciones ideales, mucho más difícilmente sería producido en la naturaleza. ¿Como el fósforo -- relativamente raro en la naturaleza como sustancia -- se hizo un ingrediente tan crucial en el RNA y en el DNA? Más aún. Sintetizado el RNA sólo es capaz de hacer copias de si mismo con una gran ayuda del científico. En el decir de un científico, "el RNA es una molécula inepta, especialmente si es comparada con proteínas" (John Horgan, art cit. p. 103).
Actualmente, los investigadores consideran que "una simple bacteria es tan terriblemente complicada que, desde el punto de vista de un químico, es casi imposible imaginar como aconteció" (Harold P. Klein, de Santa Clara University, apud J. Hoargan, art. cit. p. 104).
Por otro lado, es preciso tener en cuenta con mucho cuidado cuáles habrían sido las condiciones existentes en la tierra, cuando la vida habría surgido. Es una ilusión imaginar que las condiciones existentes entonces eran más o menos las actuales.
J. William Schopf, de la Universidad de California, en Los Angeles, calculó que las primeras señales de vida - probablemente en forma de algas - habrían surgido hace cerca de 3.500.000.000 de años. Según Manfred Schidlowski del Instituto Max Planck de Química de Mainz, habría evidencias de existencia de organismos capaces de realizar fotosíntesis hace 3.800.000.000 de años.
Entretanto, Roger Buck, un paleontólogo australiano juzga que los datos que señalan la existencia de vida hace 3,5 o 3,8 billones de años son dudosos, y los llama de "dúbio-fósiles". Para Roger Buck los primeros fósiles evidenciando clara estructura celular datan de 3,1 o 3,2 billones de años. David J. Stevenson, del Instituto de Tecnología de la California, y Norman H. Sleep, de Stanford, trabajando independientemente uno del otro, demuestran que el bombardeo de meteoritos sufrido por la tierra en sus primordios fue tan intenso y terrible que, el calor producido por los impactos podría vaporizar océanos y levantarían inmensas nubes de polvo, de tal modo que toda vida incipiente habría sido destruida, especialmente la vida que dependiese de fotosíntesis. Calcularon que es sólo al rededor de 3,8 billones de años atrás que habría sido posible surgir vida. Más aún. Parece que la composición de la atmósfera terrestre en esa época "no habría favorecido la síntesis de compuestos orgánicos, tanto cuanto se había pensado" (J. Hoargan, art cit. p. 105).
Reconstrucciones en laboratorio computarizadas de la atmósfera de entonces, realizadas por James C. G. Walter de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, sugieren que las radiaciones ultra-violeta provenientes del Sol, y que hoy son bloqueadas por la capa de ozono, habrían destruido las moléculas basadas en hidrógeno, y el hidrógeno libre habría escapado hacia el espacio. La atmósfera de ese tiempo tendría, como mayores componentes, dióxido de carbono y nitrógeno, expelidos por los volcanes. Tal atmósfera no habría sido favorable a la síntesis de amino-ácidos y otros precursores de la vida.
Las dificultades para explicar el origen de la vida, desde un punto de vista puramente naturalista, son tan grandes que algunos comenzaron a levantar hipótesis sobre la venida de simientes de vida de fuentes extra-terrestres. Ahora, esto empujaría el problema hacia otros mundos, - sería una nueva ciencia "del otro mundo" -- pero no explicaría cómo la vida habría surgido allá. Además, la migración a la tierra de elementos vivos traídos por meteoritos no tiene en cuenta que, el calor producido por el impacto sería suficiente para destruir toda simiente de vida que por acaso existiese en ellos. Más aún, muchos científicos contestan esa hipótesis afirmando que jamás se encontraron microbios en el espacio, y que el ambiente espacial es adverso a la vida. Orgel y Crick, en los últimos años, lanzaron la "idea" -- como una especie de broma, vistas las dificultades y el berenjenal en que se metió la ciencia para explicar el origen de la vida -- que la vida llegó la tierra por medio de naves espaciales provenientes de otro planeta. "Como Crick escribió una vez: "El origen de la vida aparece casi como un milagro, tantas son las condiciones que eran necesarias para que se diese" (J. Hoargan, art. cit. p. 109).
Milagro... los científicos modernos lo admiten, desde que sea hecho por la naturaleza y no por Dios. Tales son las dificultades encontradas por la ciencia para explicar el origen de la vida, y tan grandes han sido los fracasos del cientificismo racionalista en ese campo que Klaus Dose expresó todo el pesimismo reinante con las siguientes palabras: "Más de treinta años de experimentación sobre el origen de la vida en los campos de la evolución química y molecular llevaron a una percepción más clara de la enormidad del problema de su aparición en la tierra, en vez de a su solución. Actualmente, todas las discusiones sobre los principales experimentos y teorías en ese campo terminaron en un impase o en una confesión de ignorancia" (Apud M. Behe, op. cit. p. 172).
"Nunca hubo conferencia, libro o artículo sobre detalles de la evolución de sistemas bioquímicos complejos" (...) "Una vez que acabamos de ver que la literatura bioquímica no contiene trabajos o libros que expliquen, en detalle, cómo podrían haber surgido sistemas complejos, ¿por qué, a pesar de eso, el darwinismo es aceptado por muchos bioquímicos? una parte importante de la respuesta es que les fue enseñado, como parte de formación bioquímica, que el darwinismo es verdad" (M. Behe, op. cit. p. 183).
"La Bioquímica, en la verdad, reveló un mundo molecular que resiste bravamente a la explicación por la misma teoría por tanto tiempo aplicada en el nivel del organismo completo. Ninguno de los dos puntos de partida de Darwin -- el origen de la vida y el origen de la visión -- fue explicado por su teoría. Darwin nunca imaginó la complejidad extrañamente profunda que existe hasta en los niveles más básicos de la vida " (M. Behe, op. cit. p. 177).
Cuando los mayores científicos naturalistas confiesan estar en ese impase, ¿de dónde viene la certeza de tantos profesores, en Brasil, de que la ciencia ya explicó el origen de la vida?
El Profesor Dr. Klaus Dose, uno de los mayores nombres en el problema sobre el origen de la vida afirma: “En el momento presente todas las discusiones en las principales teorías y experimentos en el campo o terminan empantanadas o en una confesión de ignorancia (art. The Origin of life: More Questions Than Answers. Interdisciplinary Science Review, 1988).
En este artículo, el Dr. Dose muestra lo insostenible de las teorías desde el neo vitalismo hasta las más recientes. Como nota Michael Behe, "privadamente, muchos científicos admiten que la ciencia no tiene explicación para el inicio de la vida" (M. Behe, op. cit. p. 176).
Pero, en público, temen decir lo que piensan... ¿Por qué? Pero lo que nunca queda evidenciado es que muchos defienden, hoy, el evolucionismo más por "Fe" en la evolución que por comprobaciones científicas.
La evolución es un dogma de una fe panteísta o gnóstica. Es un dogma religioso y no una verdad científica.

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