por el Dr. Jorge Scala
Tomado de Quaestio
Casi todos los países del mundo han iniciado campañas de prevención del sida. Sea con fondos gubernamentales, de las Agencias de la ONU, de organismos multilaterales de crédito o privados. Es un hecho histórico, que hasta el momento, en todas las Naciones -excepto Uganda-, tales programas fracasaron rotundamente. La exteriorización del fracaso es el aumento en el número y las tasas de contagio de VIH, siempre ascendentes. En honor a la verdad, debo subrayar que todos los programas de prevención fracasados tienen, como eje, el uso de los condones. A su vez, el único programa exitoso -el de Uganda-, no tiene como eje la promoción del preservativo. Estos datos no son un mito, ni una creencia religiosa. Son la comprobación empírica de la realidad, que desmitifica el “sexo seguro”.
Datos científicos relevantes respecto del sida:
El propósito de este trabajo es analizar -desde el punto de vista bioético-, la prevención del sida a través de la promoción de los preservativos; y, además, comprobar si hay alguna estrategia preventiva, que haya dado buenos resultados. Para facilitar el análisis comienzo con una breve síntesis de los datos científicos relevantes:
-el sida es una enfermedad mortal;
-no hay vacuna preventiva contra el sida, ni la habrá en el corto y mediano plazo; además, es posible que nunca llegue a existir (Diario Médico, Madrid, del 18.02.03);
-el VIH se contagia por cuatro vías: 1) contacto sanguíneo, 2) algunos líquidos orgánicos, 3) por transmisión vertical madre-hijo, y 4) por vía sexual. El grado de riesgo de cada una de ellas es muy variable;
-utilizando medidas profilácticas adecuadas, el riesgo de contagio por transfusión sanguínea y por pacientes sometidos a hemodiálisis, es irrelevante;
-aplicando los nuevos fármacos antirretrovirales, el nacimiento por cesárea programada, y la alimentación artificial desde el nacimiento, la tasa de transmisión vertical del sida se ha reducido a menos del 2% (Bulterys M, Fowler MG, Shaffer N et al. “Role of the traditional birth attendants in preventing perinatal transmission of AIDS”. BMJ 324; 222-5, 2002);
-en Occidente es muy alto el porcentaje de enfermos, contagiados por compartir jeringas infectadas, en drogadictos intravenosos. Han fracasado las estrategias de prevención basadas en la entrega gratuita de jeringas y drogas;
-la transmisión por vía sexual el VIH, incluye dos colectivos de altísimo riesgo: a) homosexuales o quienes practican el sexo anal u oral (quienes tienen 100 veces más posibilidades de contagio); y b) aquellos que comercian sexualmente y sus “clientes” (en Bombay un tercio de las prostitutas es seropositiva, según Ramalingaswami V. “India: national plan for AIDS control”. Lancet 339; 1162-3, 1992). Está empíricamente demostrado, que las parejas heterosexuales, que sólo tienen relaciones entre ellas, no tienen riesgo de contagio del VIH por vía sexual.
La conclusión de los datos científicos aportados hasta el momento, es que el sida no tiene cura, y que la prevención de esta enfermedad mortal pasa, exclusivamente, por erradicar las causas que la originan. En casi todo el mundo se realizan intensas campañas de prevención del sida, cuyo único eje es la promoción del uso del preservativo. Corresponde entonces evaluar dichas campañas.
Fracaso universal del condón en la prevención del sida:
El Onusida y la Organización Mundial de la Salud (OMS), son los principales promotores de estas campañas a nivel global. En 1998, el Onusida presentó un estudio de relevamiento, de todas las campañas de prevención del VIH en todo el mundo. Con relación a las basadas en el preservativo, la conclusión del análisis fue lapidaria: “No se le imputan variaciones en la seroprevalencia del VIH en la población” (Cuaderno de Actualización Técnica, Colección Prácticas Optimas del ONUSIDA, “Análisis de la eficacia en función del costo y VIH/SIDA”, ONUSIDA, Agosto de 1.998, pág. 5). Es decir: esas campañas no lograron disminuir la propagación de la enfermedad. Dicho de otro modo, todo el dinero gastado en la compra o donación de preservativos, fue derrochado inútilmente… Todos los estudios posteriores, han confirmado esta conclusión.
Ahora bien, si el condón reduce algo las posibilidades de contagio del VIH, ¿por-qué las campañas basadas en el preservativo no muestran variaciones en la seroprevalen-cia?. La respuesta es obvia: porque al dar masivamente la falsa seguridad, de que las relaciones son inocuas, mientras se usen los preservativos, más gente tiene relaciones sexuales promiscuas. Entonces la disminución del riesgo, se compensa con la mayor cantidad de relaciones riesgosas. Resultado final: se mantienen las tasas de contagio.
La renuncia por escrito, del médico belga Jean Louis Lamboray, a su cargo en el Onusida, se debió a lo que calificó como el “fracaso de las políticas para frenar la propagación de esa enfermedad”, debido a que el Onusida olvidó que las medidas preventivas eficaces en la prevención de la pandemia, “se deciden en las habitaciones de las personas y no en los despachos de los expertos”. Su crítica a los burócratas del Programa, incluye el que no se dedican a “aprender más de las actividades en el terreno”, y a “implicar a las comunidades locales en sus programas”. En este orden de ideas, el cable de prensa subraya, que “muchas organizaciones no gubernamentales han criticado duramente a Onusida por su ‘fijación’ en prevenir el SIDA con el controvertido ’sexo seguro’ -centrado en el uso del preservativo-, a la vez que ignora exitosas campañas locales que promueven la abstinencia, basadas en visiones más integrales de la persona humana” (Boletín de la Agencia ACI, del 6.07.04).
Uganda: la Nación que redujo las tasas de prevalencia del VIH. Ejes del modelo:
Casi todos los países del mundo han iniciado campañas de prevención del sida. Sea con fondos gubernamentales, de las Agencias de la ONU, de organismos multilaterales de crédito o privados. Es un hecho histórico, que hasta el momento, en todas las Naciones -excepto Uganda-, tales programas fracasaron rotundamente. La exteriorización del fracaso es el aumento en el número y las tasas de contagio de VIH, siempre ascendentes. En honor a la verdad, debo subrayar que todos los programas de prevención fracasados tienen, como eje, el uso de los condones. A su vez, el único programa exitoso -el de Uganda-, no tiene como eje la promoción del preservativo. Estos datos no son un mito, ni una creencia religiosa. Son la comprobación empírica de la realidad, que desmitifica el “sexo seguro”.
Uganda pasó de tener el 15% de su población en edad procreativa, infectada con el VIH -en 1.991-, a sólo el 5% del mismo grupo poblacional, en sólo diez años -en el 2.001-. El caso es tan sorprendente, que ha sido reconocido hasta por los principales promotores del condón, en la prevención del sida. La OMS debió confesar que el descenso de la seroprevalencia en Uganda, “es único en el mundo”, y que “ningún otro país ha igualado este logro, al menos no a nivel nacional” (Informe del año 2.003 de la OMS). Lamentablemente, el trabajo omite explicar las razones del éxito.
El desglose de cifras del éxito ugandés, es el siguiente: a) la proporción de mujeres embarazadas, entre 15 y 19 años, infectadas por el VIH fue reducido del 35% en 1991, a menos del 10% en el 2.000 (Informe del Ministerio de Salud de Uganda, de junio de 2.000). El inicio de las relaciones sexuales en adolescentes de 13 a 16 años, bajó entre los varones, de más del 60% en 1.994, a menos del 5% en 2.001; y en las mujeres, de más del 20% a menos del 2% en los mismos años (”The Effects of the Katakwi/Soroti School Healt and AIDS Prevention Project”. AMREF Report. Kampala. Agosto 2.001). Otro indicador decisivo, es la disminución de las personas que tuvieron relaciones sexuales fuera de las uniones estables. Se han tomado los años 1.989 y 1.995, y los porcentajes poblacionales disminuyen en esta proporción, entre los años citados: 1) varones de población urbana, pasan de más del 40% al 20%; 2) varones rurales, disminuyen del 39% al 14%; 3) mujeres en zonas urbanas, pasan de más del 20% a menos del 10%; 4) mujeres de zonas rurales, disminuyen del 17% al 6%, entre esos años (”Global Program on AIDS”, Ginebra).
Las explicaciones científicas las recoge un informe de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), de los EE.UU. La campaña se basó en dos ejes muy claros: 1°) promover entre los jóvenes la abstinencia antes del matrimonio; y 2°) recomendar a la población que mantenga relaciones sexuales, mutuamente monógamas, con personas no infectadas. Las estadísticas del párrafo anterior muestran a las claras, que se logró un cambio en las conductas sexuales; y, a la vez, ese cambio de estilos de vida -menor promiscuidad sexual-, logró una disminución notable de la pandemia (Informe “¿Qué ha pasado en Uganda?; lecciones aprendidas de un proyecto“. AID. Septiembre de 2002).
La Agencia de la ONU para la infancia, UNICEF, a comienzos del año 2.006, parece haber advertido -finalmente-, el fracaso de los mensajes ambiguos, por eso, en su página web en castellano, da a los jóvenes de nuestro tiempo la siguiente consigna: “El único método seguro 100% de no contraer el SIDA es la abstinencia sexual”, en el resto de la página, deja en claro que la fidelidad mutua en la pareja integra este concepto (Puede verse entrando aquí).
Conclusiones: Hacia una prevención del sida respetuosa de la bioética:
El conocimiento de estos datos científicos es obligatorio, para toda persona que tenga la responsabilidad de la salud pública de cualquier Nación. Mucha mayor obligación de conocerlos tienen los encargados, de todo organismo de prevención o lucha contra el sida. Más allá de la posible comisión de diversos delitos, y de daños resarcibles, por parte de los funcionarios públicos -y entes privados-, que generen campañas masivas de prevención del sida a través del preservativo, se impone una reflexión desde la bioética.
La bioética nos exige, en primer lugar, poner fin a todo programa de prevención del sida, por medio del uso del condón. En segundo lugar, implica la decisión política del desplazamiento inmediato de todos los responsables de tales planes, previa confección de sumarios para deslindar culpas, y formular las denuncias penales correspondientes. Además, se debe dejar sin financiación todo programa de “salud reproductiva”. Por fin, es preciso diseñar un verdadero programa de prevención del VIH, tomando el único modelo válido: el ugandés, reformando los planes educativos formales y mediáticos.
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